EL ASESINO
Había hecho trabajos para él en otras ocasiones, pero esta vez algo le olía mal. Por lo apresurado de la llamada, con apenas unas horas de antelación. Porque esta vez no había un par de guardaespaldas en la puerta, sino cuatro. Porque al Mayor Capo Sin Escrúpulos de Chicago, como él lo llamaba para sí, […]